junio18 2019 recuerdos alterados

Ha sido una mañana para ordenar recuerdos.
Están todos ahí, revueltos, juguetones, pero presentes. Aparqué el coche donde siempre.
Me costó recuperar el camino, pero pude llegar al bar, la emoción contenida y la conversación en otros temas. Las mismas mesas podrían contar tantas partidas antes de subir al trabajo. Cinco de la tarde, once de la noche. Ciclos de vida social de joven trabajador. De una nueva forma de ser, de estar, de hacer.
El mismo recorrido, la misma curva, distinta gente.El tiempo pasa, los espacios permanecen. Vuelvo a aparcar el coche, ahora justo donde comenzó todo y donde emerge un nuevo recuerdo: una conversación con E. a las pocas horas de comenzar nuestro contrato como educadores … “está bien este curro, ¡pero para unos años solo! “. Estábamos 1981. Parce ser que la música sigue sonando con variaciones. Gracias.
La mañana acaba en la misma línea, por contagio o por envidia, los recuerdos se empeñan en salir. Esta vez no es cosa mía y me impacta más. Al terminar la sesión de hoy, pienso que los espacios, las casas, los edificios se convierten en “cajas mágicas”, no solo para jugar al tenis. Cajas llenas la vida para construir y reconstruir relatos. Al salir, tengo el impulso de mirar como era la puerta por donde entrábamos entonces…
S. me pregunta donde voy, te confundes. Yo le digo que solo quiero ver por donde se entraba entonces. Por la mañana siguiente, me doy cuenta de la intensidad del momento. Buscar la puerta de entrada, volver el tiempo atrás, volver a empezar.